martes, 16 de abril de 2013

El político que no sabía qué es el feminismo

Leí un titular de prensa sobre un alcalde de un pueblo costero de Lugo, que afirmaba que las feministas dejan de serlo cuando se casan y, de pronto, acudieron a mi cabeza innumerables descalificativos que no tienen cabida en este artículo. Lo que sí tiene cabida es la crítica de determinados políticos que se empeñan en armar discursos preñados de tópicos y adornados con dosis de incultura y desconocimiento.
Calificar al movimiento feminista como un movimiento exclusivamente de mujeres solteras, es tan absurdo como decir que solo las mujeres solteras pueden defender la igualdad, la corresponsabilidad, el reparto de tareas, o el mismo salario que un hombre, por ejemplo.

Es preocupante encontrar políticos en el siglo XXI que solo vean en el feminismo una reivindicación juvenil, y que consideren que cuando una mujer se casa, sus reivindicaciones feministas desaparecen bajo el yugo de la mejor opinión de su marido, como si la lucha de las mujeres durante los últimos siglos para acceder a la educación, al derecho al voto, a la protección de sus derechos sexuales y reproductivos, a la igualdad salarial y de trato, no hubiera servido para nada.

Individuos como éste son los mismos que mantenían a las mujeres en sus casas, no permitiéndoles tener entidad jurídica propia, lo que no hace mucho sucedía en España, y que no fue abolido hasta principios de los años 70.

El desconocimiento que este personaje muestra de la lucha del movimiento feminista es un insulto para los miles de hombres, y fundamentalmente mujeres, que han luchado para conseguir derechos que seguramente él desconoce, como el acceso a la educación o el empleo.

El empleo que tanto escasea y donde las mujeres, cuando lo consiguen, continúan teniendo peores condiciones, con sueldos mucho más bajos que los de los hombres. Sean las mujeres casadas, solteras o viudas, señor alcalde. Un estudio del National Centre for Social and Economic Modelling, de la Universidad de Canberra, concluyó que los hombres australianos con un título universitario o superior, y con niños, podrían llegar a ganar 3,3 millones de dólares australianos durante su vida laboral, casi el doble del 1,8 millones de dólares australianos cobrado por mujeres en la misma categoría a lo largo de su vida laboral.

Pero en Estados Unidos la cosa no está mejor y así un estudio de las empresas Fortune 500 (las 500 mayores empresas de Estados Unidos) demostró que:
• Las mujeres ocupan sólo el 14,3% de los puestos de alto ejecutivo.
• Las mujeres solo ocupan el 16,6% de los puestos en los consejos de dirección en 2012, el séptimo año consecutivo sin crecimiento.
• Las mujeres ocupan sólo el 8,1% de los puestos con más ingresos.

Y en España la situación es mucho más dramática, siendo las mujeres las grandes damnificadas por la crisis, ya que los pequeños avances salariales y de conciliación se han visto disminuir o en algunos casos desaparecer. Así, en nuestro país:
• Las mujeres que trabajan en puestos directivos cobran de media un 33,2 por ciento menos que los hombres en la misma posición.
• Las mujeres que trabajan en puestos administrativos tienen una retribución un 29,9 por ciento menor que sus compañeros.
• La diferencia de sueldo en España es del 15, 3 por ciento y, en ningún caso, las mujeres perciben mayor remuneración que los hombres ni por condicionantes personales, ni empresariales, ni geográficas, ni de competitividad.

Por último a este alcalde, que mantiene opiniones en contra del 52 por ciento de la población española (las mujeres) solo me queda recordarle que el feminismo no es, ni será de mujeres solteras o casadas, es simplemente un movimiento de los hombres y sobre todo de las mujeres que buscan un mundo más igualitario y justo.
Articulo escrito por el autor del blog y publicado en la web: fsc.ccoo.es

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