jueves, 14 de abril de 2011

Mi República



Hoy, 14 de abril, Día de la República, reproduzco aquí el artículo, publicado en nuevatribuna.es el 13 de abril, del sociólogo Félix Taberna, miembro de la Plataforma Cívica "No digas que no se puede", para quien "el republicanismo es sobre todo una actitud política, un pensamiento, una cultura". Taberna se confiesa republicano y, como tal, perteneciente a "una comunidad de ciudadanía formada por ideas progresistas, tolerantes, laicas y comprometidas".


"El republicanismo no es cosa del pasado, es presente y futuro".

"El republicanismo supone el renacimiento de la política desde la vuelta al ciudadano como centro de las cosas"
"Fue un día profundamente alegre, un día maravilloso en que la naturaleza y la historia parecían fundirse para vibrar juntas en el alma de los poetas y en los labios de los niños… Desde aquel día, no sé si vivido o soñado, hasta el día de hoy han pasado seis años, en que vivimos demasiado despiertos y nada soñadores… Unos cuantos hombres honrados, que llegaban al poder, sin haberlo deseado, acaso, o sin haberlo esperado siquiera, pero obedientes a la voluntad progresiva de la nación, tuvieron la insólita y genial ocurrencia de legislar atenidos a normas estrictamente morales de gobernar en el sentido esencial de la historia, que es el del porvenir".

Con estas palabras, Antonio Machado expresó como vivió la proclamación de la Segunda República. Todo un poema en el árido campo de la política. Quizás, ese candor poético, esa actitud benevolente hacia la política fue lo que proporcionó a la Segunda República su aspecto más romántico y universal. A la vez que esa misma ingenuidad no supo atisbar un golpe de estado, que al fracasar acabó en una guerra incivil.

Me confieso republicano pero mi adscripción a ese campo político no se basa exclusivamente en el hecho histórico de la España del 31. El republicanismo va más allá del digno recuerdo o de la necesaria reparación de la Memoria Histórica. Tampoco se sustenta sobre proclamas contra los Borbones. El republicanismo es sobre todo una actitud política, un pensamiento, una cultura. Un ideario que traspasa modelos institucionales o programas electorales. Nada que ver con repúblicas habidas o actuales tales como la de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, o con la República de Italia de Berlusconi.

Es un pensamiento cívico que construye sociedad desde la democracia participativa y desde la radicalidad de los valores constitucionales republicanos de libertad, igualdad y fraternidad. Concibe la política como naturalmente intrínseca al ciudadano. De ahí, el concepto semántico de res pública, la cosa de todos y todas. Al mismo tiempo considera el pacto, el federalismo, como su norma de convivencia.

Apuesta por un orden social dependiente de la responsabilidad ciudadana. Afrontando el secuestro de lo político por parte de los profesionales de la misma. Tendiendo puentes en la fractura entre ciudadanía y política. El republicanismo supone el renacimiento de la política desde la vuelta al ciudadano como centro de las cosas. Su propuesta se despliega en combatir leyes de hierro oligárquicas, elitistas o sectarias; en promover la limitación en la renovación de cargos; en fomentar las consultas y refrenda; en construir presupuestos participativos, iniciativas legislativas populares…

En definitiva, un compromiso ético por el interés de todos y todas desde la virtud cívica. Virtud como derecho y deber de estar informado, como tolerancia, como respeto a la pluralidad y como confianza en la acción individual para cambiar las cosas.

Por lo tanto, el republicanismo no es cosa del pasado, es presente y futuro. Concebido en origen en la Antigua Grecia y consagrado en la Revolución Francesa está vigente en la actual Era de la Globalización. Es más necesario que nunca ante un modelo donde los conflictos sociales que emergen tienen dificultades para poder ser canalizados y expresados.

Por todo ello, el próximo jueves, 14 de abril, Día de la República, lo viviré con emoción y alegría. Dos sentimientos que me provocan el pertenecer a una comunidad de valores muy amplia y universal. Una comunidad de ciudadanía formada por ideas progresistas, tolerantes, laicas y comprometidas. Una comunidad donde muchas buenas personas han portado esos valores desde hace mucho tiempo y en más de un caso, con grandes sacrificios. Porque como dijo el poeta; si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.

4 comentarios:

  1. La II República fue un desastre, si acabó en guerra civil por dios, sí sí venidme ahora con que aquello era el mejor de los mundos posibles y Franco vino a joderlo, era un desastre, polícacamente, económicamente y totalmente imprudente, todos llevaron a España a la guerra, Besteiro, era socialista, lo decía una y otra vez (los suyos no le hicieron ni puto caso), si hubiera funcionado bien el ejército no hubiera dado ningún golpe de estado o si lo hubiera dado nadie lo hubiera apoyado, la gente sólo apoya esas cosas cuando la situación está muy mal. En cuanto a la época actual, el sistema que tenemos es un desastre, si quitamos al Rey sigue siendo un desastre, aunque ya sería un avance, porque tenemos uno de los peores reyes de la historia, el problema es ¿qué clase de republica? si va a ser como la segunda, atacando sin fin a los de derechas, que son la mitad de España, dándoles golpes de estado cuando gobiernan ellos (como el del 34), pues mejor seguimos como ahora, porque nadie quiere volver al 36.

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  2. ¿Que la república es tolerante? No se lo cree ni él. La república es el extremismo de la izquierda y todos los extremismos son malos. No queremos ninguna república ni nada que no respete a los demás.

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  3. Vamos a por la III República, ¡YA!
    Basta de los privilegios de los Borbones. Basta de un sistema basado en la perpetuación del poder en una familia, donde está bien visto el machismo de mandar el varón, donde los "elegidos" son producto de una consanguineidad contranatura de siglos...
    Una república no quiere decir una república de izquierda. Ahí están Alemania, Francia, EE.UU. (los Estados Juntitos), etc. Que encima son potencias y países más avanzandos (en muchas cosas) que España.
    SÍ a una REPÚBLICA. (Y si no, al menos que quiten a los borbones y pongan en su lugar a la familia Fernández, la mía)

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  4. la republica esta muerta pertenece al pasado , hay que vivir el futruro y dejarnos de gilipolleses

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