lunes, 18 de octubre de 2010

NO HAY TIEMPO QUE PERDER

Algunos hechos, por insignificantes que parezcan, pueden generar un movimiento inesperado. Hay sucesos extraordinarios que despiertan inquietudes comunes, respuestas masivas.

También hay acontecimientos inicialmente irrelevantes, que pasan casi desapercibidos, pero que pueden provocar grandes cambios. Nada sucedería de especial si no fuese porque ante esos sucesos está presente alguien que responde ante ellos, instintivamente y pasionalmente. Sin darse cuenta de que previamente estaba preparado para responder a una situación así, mucho antes de que sucediera. La fórmula es sencilla: Un suceso especial, una motivación justa, una persona con carisma y generosa, y el movimiento imperceptible acaba siendo como 'el efecto mariposa' en versión acelerada.

Una de mis frases preferida dice: "El peligro es no saber a dónde ir. El peligro es no encontrar jamás tu sitio y sentir que ya llegaste sin salir". Las personas que en un momento determinado, quizás inesperado en su vida, supieron a dónde debían de ir, dónde debían de estar, encontraron el motivo por el que vivir y no se detuvieron hasta que cumplir con su destino, que no es otra cosa que responder a lo que la vida te pide que a ella la entregues.

Estoy convencido de que la única manera de provocar los cambios que reclama el mundo es con el convencimiento, el propio y el de los demás, uno a uno.

El convencimiento debe de ser el siguiente escalón en la evolución del 'homo sapiens' al hombre que que necesita este mundo, un hombre conocedor de su papel frente a los problemas del mundo, el 'homo conscientis'.

Nunca dudes de que un pequeño grupo de gente unida pueda cambiar el mundo. De hecho es la única manera de hacerlo.

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