martes, 5 de octubre de 2010

EL MERCADO MANDA?




Ya ha pasado la huelga general, en la que se califico en algunos medios de comunicación a los piquetes como el demonio de este país, ya que eran los culpables de que se coartara el derecho al trabajo de muchos españoles.

Bien, dos días después la agencia Moody’s baja la calificación de España para sus inversores sobre nuestra deuda para que les genere más beneficios. Poca gente en este país, parece darse cuenta que los verdaderos piquetes son las empresas de calificación, que causan un daño enorme a los trabajadores y a los empresarios de este país.

Bajo el guante blanco, con el que discurren las operaciones financieras, se esconde una violencia que no se ve aparentemente pero que es absolutamente destructiva, y que obliga a los gobiernos que son obedientes a cambiar las políticas solo impulsados por la calificación que otorgan las mencionadas agencias, cambios de políticas que nos llevan a estas situaciones, y que afectan a todo el mundo, parados, trabajadores, empresarios, hayan o no hayan hecho huelga.

Este gobierno ha cambiado de rumbo, desde principios de año hasta hoy su política ha dado un giro completo, y está en el lado opuesto del programa con el que se presentó para ganar las elecciones generales. Pero hay otro factor que deberíamos de tener en cuenta: el pasado 30 de marzo el ex presidente Aznar hizo siete propuestas para salir de la crisis, propuestas que rechazaron todos los partidos del arco parlamentario excepto el partido popular lógicamente, pero hoy esas propuestas son las mismas que ha utilizado ya Zapatero, y que el mismo bautizó como “las siete plagas bíblicas”.

Pues bien llegados a este momento es el pueblo, los ciudadanos, los que tienen que asumir que sus políticos no están a la altura, ni moral, ni intelectualmente, ni mucho menos en lo que respecta a la eficacia y eficiencia. Es hora de que los ciudadanos salgan a la calle, luchen por los valores que representó la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad, todos ellos absolutamente diluidos en nuestra sociedad.

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